Aminetu Haidar, presa actualmente en la tristemente famosa Cárcel Negra de El Aaiún, es un símbolo de la lucha pacífica por los derechos del pueblo saharaui. Esta activista de 39 años y madre de dos hijos fue detenida por primera vez en 1987 por participar en una protesta contra la ocupación del Sahara Occidental cuando una comisión de la ONU visitaba la zona. Desaparecida y torturada durante casi cuatro años, a pesar de sufrir posteriormente numerosas detenciones y vejaciones por parte de las autoridades marroquíes no ha dejado de trabajar de manera pacífica para que se haga realidad el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, reconocido por la ONU.
Haidar ha participado en importantes iniciativas, como el Comité de coordinación de las víctimas de desapariciones forzadas y de detenidos del Sahara, en 1994; el Comité para la Liberación de Sidi Mohmed Daddach y todos los detenidos saharauis, en 2001; el Comité preparatorio de información sobre desaparecidos saharauis, en 2002; o el Comité por la liberación de Ali Salem Tamek y los detenidos saharauis, en 2003. En mayo de este año, Haidar participó en las manifestaciones para denunciar el aumento de la represión marroquí, que ha causado centenares de detenidos, encarcelados ilegalmente, torturados y al menos un asesinado.
Desde el 17 de junio Aminetu Haidar se encuentra en la cárcel tras ser apaleada brutalmente por la policía cuando organizaba una manifestación en la ciudad de Smara. Como ella misma ha expresado: "Mi crimen es haber ejercido mi derecho a manifestar mi condena y mi protesta contra la represión y la arbitrariedad de las fuerzas de ocupación marroquíes contra los civiles saharauis que expresan desde hace tantos años su rechazo a la ocupación, reivindicando de manera pacífica el respeto de los derechos humanos en el Sahara Occidental, la liberación de los presos de opinión y la vuelta de los desaparecidos vivos o muertos".
El 13 de diciembre un tribunal marroquí ha condenado a Aminetu Haidar a siete meses de prisión y a sus trece compañeros a penas de hasta tres años de presidio, en unos procesos claramente irregulares según los observadores internacionales presentes, entre ellos Amnistía Internacional y una comisión del Consejo General de la Abogacía Española.
Numerosas organizaciones de todo el mundo han exigido la liberación de Aminetu Haidar y de muchos otros prisioneros políticos recluidos en las cárceles marroquíes; el esclarecimiento del destino de miles de desaparecidos; el cese de la persecución a los defensores de los derechos humanos; la condena a los culpables, así como la retirada de las unidades militares desplegadas en las calles de las ciudades ocupadas y la libre entrada y circulación de los observadores internacionales y de los medios de comunicación a los territorios ocupados. En definitiva, exigen el cumplimiento por parte de Marruecos de la legalidad internacional. Cuando ya se han cumplido tres décadas de la ocupación del Sahara Occidental y del exilio de buena parte de sus ciudadanos en la Hamada argelina, la concesión del Premio Bandrés a Haidar es un reconocimiento a la dignidad.
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